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El mal llamado fracaso escolar

Cada vez es más frecuente encontrarnos en los medios de comunicación con el término fracaso escolar, como si de una plaga se tratase. De forma que cuando un alumno no es capaz superar los estudios universitarios, pasa a formar parte de la lista de fracasados.

Lo anterior además se ve agravado por el hecho de que si no reúne las condiciones  para entrar en el mundo universitario, se le da como alternativa la formación profesional, como si este tipo de formación no precisase de una sólida formación. De esta forma, en un futuro serán los menos capacitados los que desempeñarán estas funciones, lo cual sí que será un enorme fracaso.

En la vida hay que “aprender a equivocarse” y quizás debiera ser una de las primeras cosas que se tendría que enseñar: fallar, ya que forma parte de la condición humana. Debemos intentar realizar todo lo más mejor posible, pero inevitablemente está la posibilidad de equivocarnos. Si no tenemos aptitudes para desempeñar una función, tenemos que buscar aquello para lo que estemos mejor dotados, pero nunca buscando el sendero más fácil.

El hecho de aprender a equivocarnos, sin dudas nos ayudará, en muchas ocasiones, para poder superarnos, y que lo que pensábamos que es un fracaso, quizás sólo haya sido que creíamos que inevitablemente todo nos iba a salir como lo planeamos, o nos lo planeaban, y en realidad lo que después aparece no es otra cosa que la posibilidad que hay siempre de cometer un error, o de que no salga perfectamente.

En la vida lo importante no es acertar siempre, sino ver cómo reaccionamos ante un supuesto fracaso, es decir, si somos capaces de superarlo.

Por eso parece fundamental que en la educación que reciben nuestros jóvenes, se preparen para la posibilidad de equivocarse, de aprender a superar los errores, de poder “asumirlos”, “hacerse cargo” de sus fallos, y no hacerles creer que pueden ser “omnipotentes” a tal punto que si cometen un error, ya hay que hablar de “fracaso”.

Los jóvenes tienen que tener ideales, deben creerse que están preparados para las grandes empresas, y eso no se debe aplacar, pero sí mostrarles que muchas veces la realidad nos enseña que hay logros que vienen después de algunos obstáculos que hay que superar, que muchas veces algo que llamamos fracaso, no es más que una nueva oportunidad para demostrarnos que somos capaces de salir adelante, aún cuando todo haga pensar que no valió la pena tanto esfuerzo que se ha puesto para llevar adelante una tarea.

No existe ninguna persona que no se haya equivocado más de una vez, lo que sí existe seguramente son personas que han sabido sacar de sus errores nuevas fuerzas para renovarse y no quedarse con la amargura de pensar que todo esfuerzo es inútil y no vale la pena volver a intentarlo. Siempre será mejor un buen profesional que un mal universitario.

Debemos enseñar a los jóvenes que no existe una vida “sin problemas”, sin posibilidad de errores, y que toda persona está dotada de la capacidad para superarlos.

Publicado enEducación

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